12 de junio de 2008

El arte, como la naturaleza, es rítmico...

Lo que el pintor Robert Delaunay expresa en palabras y plasma con tanta belleza en forma y color a en sus cuadros – esto mismo nos lo dice el compositor y pianista George Gershwin a través de una canción: “I got rhythm, I got music”, es decir: tengo ritmo, tengo música…Todos tenemos ritmo, un ritmo marcado por la forma de vida que hemos elegido vivir. Me diréis, pensando al despertador que suena por la mañana, “¿pero qué gracia puedo yo encontrar en ese ritmo?“

Para recordar que alguien puede encontrar libertad creativa dentro de un ritmo de trabajo bastante estricto, nada mejor que el ejemplo del gran Johann Sebastian Bach. Aceptó el ritmo que la vida le ofrecía (es decir, soltó sus resistencias, ¡que las tenía!), y de esta forma, se convirtió en su dueño. A partir de allí, empezó a llenar este “cuadro rítmico” de tantas cantatas al año etc. y con su música, una música maravillosa, eterna.

Todos tenemos ritmo, y todos tenemos música! Todos podemos ser artistas, es decir: crear nuestra propia vida. Si quieres compartir y consolidar tu decisión de vivir tu vida con ritmo y arte, la música puede ser una buena amiga y entrenadora, pues juega con la velocidad…ahora rápido, ahora lento, ahora a paso tranquilo…y no juzga. En la música, cada ritmo tiene su sentido, su melodía, y su expresión propia. Y en la vida, tú mismo/a tienes “tu sentido”, es decir el don de la escucha, para hallar tu ritmo y tu melodía propios. El mejor indicador para acercarte a ellos es comprobar si contribuyen a una mayor armonía del conjunto, es decir de esta gran orquesta que formamos entre todos.


Sigrid

26 de mayo de 2008

Una historia japonesa cuenta que dos hombres se encuentran, de noche...

Uno dice al otro:
“En cada noche del año nuevo canta el ruiseñor.”

Al oír estas palabras, el ruiseñor exclamó:
“Como voy a saber yo si es el año nuevo? Canto, eso es todo.”


No hace falta ser japonés para entender el mensaje que nos ofrece el ruiseñor. Lo cierto es que muchas veces solo cantamos en fechas señaladas, como son por ejemplo las fiestas de cumpleaños. Allí, de repente, todos cantamos sin pensárnoslo dos veces: “Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos…”, esperando que el homenajeado sople nada más acabar la canción, para no tener que repetir la estrofa…

En el caso de los atrevidos que cantamos fuera de las fechas señalas, suele ser en espacios seguros y aislados, cuando nadie nos oye, como en el coche y en la ducha. Y si es en compañía, a lo mejor después de algunas copitas…y/o viendo la final de Eurovisión.

A pesar de todo, el hecho de cantar es y sigue siendo nuestro derecho natural. De bebés, lo teníamos muy claro y nuestras madres recuerdan con mayor o menor alegría las voces poderosas que teníamos todos. Además de ser nuestro derecho, es un camino fácil y rápido para volver a nuestro estado natural, que es la felicidad. Creo que estaréis de acuerdo si afirmo que necesitamos recrear nuestra felicidad en cada momento, no solo en el día de nuestro cumpleaños…por cierto, ¿cuando es el tuyo?

Sigrid


28 de marzo de 2008

Si ha llegado la primavera,...

Si ha llegado la primavera, al menos por fecha – para no hablar de las temperaturas ambientes ni del cambio climático – pido vuestra colaboración para que no vaya a parar únicamente en el Corte Inglés, sino os invito que hagáis un hueco para ella en vuestro corazón.

Pues la primavera, más que ser una estación, es una actitud ante la vida, la conciencia de nuestra capacidad de renacer en cada momento, en cada respiración. Tal como la música transcurre en un fluir constante, nuestra vida se compone de perlas de este “presente eterno” que es la base para todo tipo de creación y expresión de lo que somos en verdad.

Que la gracia de la “primavera” florezca en el jardín de vuestra vida, a través de vuestra creatividad a flor de piel, en cada momento!

Sigrid

20 de diciembre de 2007

Os deseo que podáis sentir y compartir alegría y paz infinitas...

Si fuera pintora, os pintaría aquí un gran corazón color verde y naranja, de forma que pudierais sentir que el naranja os trasmite alegría pura y el verde paz infinita. Imaginados por un momento que estos dos colores y sentimientos se entrelazan y se completan en total armonía, pues son expresiones de una misma luz, de una misma certeza:“ ¡Estamos a salvo! O en las palabras de Santa Teresita “podemos elegir sentir paz dentro de nosotros y confiar en nuestro poder más alto, pues estamos exactamente donde debemos estar”.

El mundo, la creación, Dios, la vida, o como lo quieras llamar nos necesita valientes y brillantes…y nada mejor que la música y el canto para recordarnos nuestro origen divino, sobre todo en estas fechas! Así que déjate contagiar por la fuerza y alegría de este coro “Jauchzet, frohlocket” (ver texto arriba) que abre el Oratorio de Navidad de Johann Sebastian Bach:

Os deseo que podáis sentir y compartir alegría y paz infinitas al largo de cada día y especialmente durante estas Fiestas de Navidad.


Sigrid